Por Mauricio Sanders
Como Bella Boop es del Norte, es claridosa al hablar.
–¿Paqué me echo a un güey si no lo quiero? Mejor me
meto el dedo.
Roscinea es del Altiplano y, encima, está en política.
Utiliza más palabras para expresar menos ideas.
–Pus así querer querer, lo que se dice querer, pues no
con el one-night stand, no te creas que no los he tenido. Está dos-dos bueno y
te hizo la boda y no te paraste de reír cuando se puso sombrero tejano y peluca
anaranjada de payaso. Pero tampoco te creas que es un total desconocido.
Normalmente es conocido de un conocido: el primo de la chava con la que se casa
tu amigo o algo por el estilo. Eso sí, al one-night stand no lo vuelves a ver
jamás. Cruda con mu no se siente rico al despertar…
–¿Repetirías?
–Pues así de plano “no” como en “nunca jamás en la
vida no”, pues la neta no. Yo no sé qué le vayan a poner al vodka en la próxima
boda. Pero ni ganas de volverlo a ver. Mister One-nighter tiene que vivir en
Durango o Nueva Orleáns. Guacalita.
La explicación que Roscinea da sobre el fuck-buddy es
más elaborada:
–El fuck-buddy está poca madre. Lo ves cada tres
meses. Antes le mandas mensajito: “¿Puedes?” Te cae de pelos pero sabes que no
es para ti. Él te contesta si sí puede o si no: “No. Ahorita tengo novia. Pero
luego te aviso.” Te cae de pelos pero sabes que no te casarías con él –Roscinea
está en política después de haber estudiado ciencia política en el ITAM. Tiene
esa atractiva mezcla de ratón de biblioteca con J Lo que, si bien es un evento
poco probable, es de los eventos que más eminente hacen a ese instituto.
Como a Roscinea le quedó el hábito de coleccionar
libros, ilustra su argumento con un ejemplo bibliográfico. El único título que
hay en la casa de su fuck-buddy de planta es el Baldor, porque se le olvidó
tirarlo a la basura después de la secundaria. En cambio, Roscinea tiene como
veinte metros lineales de una biblioteca en la que destaca la Diplomacia de
Henry Kissinger.
–Obvio, no me voy a casar con él.
–¿Y cómo le haces para que funcione?
–El fuck-buddy es alguien a quien no puedes darte el
lujo de extrañar, aunque siempre está en el radar. Si te mueres de ganas de
estar con él, así no jala. Si le hablo por teléfono, más bien estoy pensando:
“¿Qué hago? ¿Me voy al Roxy por un helado de plátano o le hablo?”
–Okey. Ya voy entendiendo.
–¿Y tú? –me pregunta Roscinea. –¿Por qué no te buscas
una novia? –entonces llega a la carnita de su discurso:
–Es lo que todos queremos. Que nos quieran rico. Así
estamos a gusto –concluye Roscinea, que mejor que echarse al one-night stand o
al fuck-buddy, se aturde de chamba trabajando para el subse que renunció para
irse a la precampaña. De donde resulta que Bella Boop tenía la razón en menos
de veinte palabras. Arriba el Norte.